En un emotivo evento en la vida académica de nuestro colegio, los estudiantes de undécimo grado participaron en la conmovedora Ceremonia de los Lápices. Esta ceremonia, realizada como preludio al examen de estado del mes de agosto, se convirtió en un espacio de reflexión y aliento. Docentes y directivas aprovecharon la oportunidad para expresar sus más sinceros deseos de éxito a los estudiantes, al tiempo que compartieron anécdotas que llenaron el ambiente de una nostálgica calidez. El evento no solo sirvió como un ritual de paso, sino también como un recordatorio tangible del arduo camino recorrido y de los desafíos que aún esperan en el horizonte académico.
El discurso de esta ceremonia exaltó la virtud de la perseverancia, usando como ejemplo la anécdota de Thomas Edison y sus mil intentos antes de crear la bombilla eléctrica. Esta historia resonó profundamente entre los presentes, ilustrando que el verdadero éxito no radica en la ausencia de fracasos, sino en la determinación de seguir adelante a pesar de ellos. La entrega simbólica del lápiz, el borrador y el sacapuntas a cada estudiante se convirtió en un acto cargado de significado, representando no solo las herramientas físicas del aprendizaje, sino también los instrumentos metafóricos de la perseverancia, la humildad y la disposición para el crecimiento continuo.
Al concluir este acto, quedó patente que la constancia y el esfuerzo demostrados por los estudiantes en su trayectoria académica han sido como gotas de agua que, con paciencia y persistencia, pueden perforar incluso la roca más dura. Los desafíos enfrentados, los errores corregidos y el continuo afilamiento de sus mentes han forjado en ellos un carácter resiliente y una determinación inquebrantable. La Ceremonia de los Lápices no solo marcó el cierre de una etapa, sino que también encendió la llama de la esperanza y la motivación para los retos futuros.