A medida que nos despedimos del 2024, es inevitable reflexionar sobre el recorrido que hemos compartido como comunidad educativa. Este año ha sido un viaje de aprendizajes individuales y colectivos, donde los valores se han vivido en cada rincón de nuestra institución. Las campañas de convivencia han generado un ambiente de respeto y solidaridad, mientras que las ceremonias han quedado grabadas en nuestra memoria como momentos que celebran nuestras raíces y logros. Entre risas, juegos y algunas lágrimas, hemos forjado lazos que nos unen más allá de lo académico. Cada triunfo en los partidos, cada derrota, cada emisión de nuestra emisora que alegró los descansos, ha sido parte de una sinfonía que suena en nuestros corazones.
Los logros institucionales son un testimonio del esfuerzo y dedicación de todos. Hemos alcanzado la tan anhelada bandera verde, nos encontramos entre los mejores colegios del país y hemos destacado en los rankings nacionales. Ver a nuestros exalumnos obtener becas, fundar empresas exitosas o aportar al país desde posiciones clave, resuena como un eco de esperanza y orgullo en nuestro camino educativo. Estos hitos no solo son números, sino historias que se entrelazan con la historia de cada estudiante y cada docente que ha dejado su huella en este viaje.
Al mirar hacia atrás, nos damos cuenta de que somos una familia en constante construcción. No nos conformamos con lo alcanzado, sino que transformamos nuestros errores en oportunidades de crecimiento. Con gratitud por cada experiencia vivida, nos preparamos para dar la bienvenida a un hermoso 2025, con la certeza de que cada nuevo año nos trae el regalo de aprender y crecer juntos, abrazando cada desafío con la fortaleza que nos brindan los padres, los compañeros y la comunidad.
¡Gracias por lo vivido!