“Igual que en el momento de venir al mundo,
al morir tenemos miedo de lo desconocido.
Pero el miedo es algo interior
que no tiene nada que ver con la realidad.
Morir es como nacer: solo un cambio”
(La Casa de los Espíritus, 2019).
¿Qué es la muerte? Es una pregunta que constantemente me planteaba mi padre cuando comencé mi trayecto con la unidad de cuidados paliativos “PRESENTES by Versania”.
Desde el primer momento que empecé con todos los pacientes, no solo comprendí el grandioso significado de la vida y de la labor de un médico, sino que también aprendí el valor de la humanidad y el impacto que nuestras acciones tienen en los demás. El simple acto de acompañar a aquellos que creen que soledad es su única compañía al momento de “hacer el viaje” me llevó a dejar de denominarlos “pacientes”. Aquí comprendí que ellos también son padres, hijos, abuelos y amigos, en otras palabras, seres humanos que, dentro de su sufrimiento, siempre buscan una razón para seguir viviendo.
Durante mi recorrido en mi proyecto CAS en el hospicio, conocí a diferentes tipos de personas y, aunque uno nunca debería esperar nada a cambio de acciones que salen del corazón, recibí mucho de cada uno. En mi experiencia, aprendí de dos personas: un profesor de artes que luchaba contra un cáncer con metástasis en el estómago y una mujer que amaba las manualidades y había sufrido un trauma en la columna. De ellos aprendí, el valor del silencio y la sonrisa. De otras personas, aprendí sobre sus situaciones médicas y el valor de la compañía de los demás en momentos difíciles. De los médicos, aprendí a ser resiliente y a tener fuerza mental en el momento de la partida de un paciente. De quienes me rodeaban, aprendí a valorar cada segundo de vida, porque uno nunca sabe cuándo será su turno.
Este proyecto me ha enseñado muchas cosas y he comprendido que el programa CAS del diploma IB no debe ser visto solo como un “componente para obtener el reconocimiento y un requisito”, sino como una oportunidad para recordarnos que todos somos seres humanos y necesitamos de los demás para seguir adelante. Todos aprendemos de los demás a través del servicio y la reflexión. Además, los diferentes sentimientos como el sufrimiento, la felicidad, la satisfacción, la melancolía y la sensibilidad, nos permiten crecer y formarnos como ciudadanos íntegros, con valores que nos hacen dignos de construir un mundo mejor. Sin duda, CAS me ha servido para cuestionarme y así ser una mejor persona.