Como parte de las actividades de sostenibilidad y aprovechamiento responsable de los recursos naturales, el pasado 15 de agosto, los vigías ambientales recogieron una cosecha de lechuga y perejil en la huerta escolar. Esta labor, además de fortalecer el vínculo de los estudiantes con el entorno, permite integrar conocimientos prácticos sobre agricultura urbana, nutrición y trabajo colaborativo. La huerta escolar se ha convertido en un espacio de aprendizaje activo, donde los estudiantes participan en todo el proceso: desde la siembra, pasando por el riego y monitoreo, hasta la cosecha.
Los productos recolectados fueron utilizados en la barra de ensaladas de la cafetería, promoviendo así una alimentación saludable y el consumo de alimentos frescos cultivados localmente. Esta acción fortalece el compromiso del CAS con el desarrollo de hábitos sostenibles y el cuidado del medio ambiente, al tiempo que fomenta el sentido de pertenencia y responsabilidad entre los estudiantes. La integración de la huerta con la alimentación escolar es un ejemplo concreto de cómo la educación ambiental puede tener un impacto directo y positivo en la vida cotidiana de la comunidad educativa.