En el marco de la feria de la ciencia se realizó un taller llamado: Cocinar es hacer química… pero con sabor. La participación en este taller fue masiva y quienes asistieron descubrieron el encanto de amasar, hornear, hacer esferas explosivas, gelatinas y aires. Todo esto apoyado en conceptos, leyes y principios de la química.
A continuación, les dejamos una breve reseña de la relación Química Vs. Gastronomía y varias fotos de nuestro taller.
La química en la cocina es una parte fundamental de la vida cotidiana, aunque muchas veces pase desapercibida. Cada vez que se cocina un alimento, se están produciendo reacciones químicas: al hornear una torta el calor provoca que los ingredientes reaccionen entre sí para formar nuevas texturas y sabores; al cortar una cebolla, se liberan compuestos que reaccionan con el aire y provocan lágrimas. Incluso procesos simples como hervir agua o freír un huevo involucran cambios físicos y químicos. Comprender la química detrás de la cocina permite no solo mejorar recetas, sino también innovar en la creación de nuevos platos y interrelacionar conceptos
QUIMICA DEL CROISSANT
Hacer un croissant es mucho más que seguir una receta: es un proceso lleno de química. Todo comienza con la levadura, un microorganismo que realiza la fermentación, transformando los azúcares de la masa en dióxido de carbono. Este gas queda atrapado en la masa y la hace crecer. Luego, al incorporar la mantequilla entre capas de masa y plegarla varias veces, se forma una estructura de laminado. Al hornearse, el calor provoca la evaporación del agua de la mantequilla, creando vapor que separa las capas y da lugar a la textura hojaldrada. Además, se produce la reacción de Maillard, un proceso químico entre proteínas y azúcares que da al croissant su color dorado y su aroma tan característico. Así, la ciencia convierte ingredientes simples en una delicia crujiente y esponjosa.
COCINA MOLECULAR
La química molecular, vista a través de los ojos de un cocinero, revela una danza precisa entre átomos y sabores. Así como un químico combina moléculas para obtener nuevas sustancias, el chef mezcla ingredientes para transformar texturas, colores y aromas. Ambas disciplinas comparten principios fundamentales: reacciones, temperaturas, enlaces y proporciones. En la cocina, el calor rompe enlaces como en un laboratorio, y una simple emulsión puede explicar interacciones moleculares complejas. Esta introducción invita a descubrir cómo el arte culinario es, en esencia, una forma deliciosa de hacer ciencia.