Amparito … Sin duda una hermana de la vida. Cómo no dar gracias a Dios por un ser humano tan especial, honesto y transparente en su sentir; capaz de dar sin esperar nada a cambio. Siempre oportuna en brindar cariño, llena de ilusiones y de sueños que cumplir.
Nos sentimos afortunadas por haberla tenido en nuestras vidas y por haber podido compartir alegrías, tristezas y muchos momentos de la labor diaria, que al final del día se traducían en risas, anécdotas y complicidad; recuerdos que llevaremos como una huella imborrable en nuestro corazón.
Recordamos su compromiso, su entrega, responsabilidad y profesionalismo con el que día a día realizaba su labor, agradecemos sus enseñanzas, confianza, cariño y respeto que siempre nos brindó.
Las palabras son escasas para expresar el vacío, pero son siempre necesarias para rendir homenaje al alma de una mujer que con su ejemplo nos dejó un legado de amor, servicio y bondad.
Su partida inesperada nos muestra que la vida es frágil y nos invita a vivir cada momento intensamente, a reconocer que lo realmente valioso está en las cosas sencillas como un abrazo o un gesto de cariño.
Amparito te llevaremos por siempre en nuestros corazones
